Wednesday, March 21, 2007

Moshi Moshi...ngada Madre!!!!

Bueno, que uno ya no puede ni cenar en paz.

Resulta que hoy había quedado con mi querido gorrión (léase Dalba) para ir a cenar. Yo tenía la idea de pedir cuchi a domicilio y jugar Wii. A esto de las ocho me marca el gorrioncito y me dice que mejor nos viéramos ya directo en el Moshi Moshi. Pus va.

Con toda la pachorra del mundo me salí de mi casa (hoy me tocó despertar para ir a clase de siete y pus eso no se me da), toda chamagosa después de estar como cuatro horas encerrada con todo el grupo de Artes Visuales sin aire acondicionado y focos que alumbraban más que el sol de Acapulco a las doce del día. Obviamente aquello olía a sopes con harta cebolla y salsa verde. Pero tuve la decencia de echarme un chingo de desodorante y un chingo de perjumito antes de salir para que a mi gorrión no se le cayera la nariz cuando me saludara. Pero bueno, ese no es el punto.

Total que llego al Moshi Moshi y veo a Dalbita parada en la calle esperándome. Entramos, pedimos mesa, nos dan la mesita junto a la barrita y nos ofrecen de beber. Me percato de que el mesero es un muchachito de cara simpaticona, con su atractivo. Hasta sabe mejor la comida con mesero guapo yo digo. Pedimos las bebidas.

A la hora de traernos las bebidas nos percatamos de otros dos meseros: uno que era el hermano gemelo perdido de Zizu Yantra, y otro monito greñudito pero también de cara bonita y pompas redonditas y paradas. Pero logré despegar la mirada de sus nachitas para concentrarme tantito en nuestro mesero y le dije, a ver, ahí te va mano: tengo 200 pesos en la bolsa y vamos a compartir comida porque somos unas rotas de lo piur, y además tenemos un hoyo en la panza, así que sugiere un plato grandote y económico. Se me queda viendo con cara de si no es Kentucky ni damos paquetes de Ponte Abusado, pero con todo y todo, sacó su mejor sonrisa y nos sugirió un plato y además pedimos un sushi. Vamos bien, vamos bien.

Esperando la comida pasa el joven de los glúteos redonditos y nos pregunta si todo está bien. Sí, muy bien gracias. No se les ofrece nada, nos pregunta. No, muchas gracias. Se voltea y en el justo momento Dalba dice "siiii tuuuu te me ofrecesssss!". Uno esperaría que esto lo dijera en voz bajita... pero el guey tiene pinche oído de tísico y lo oyó. Yo no vi la cara del joven, pero por el color púrpura que tomó la cara de Dalba, asumo que fue una cara de harto entretenimiento. Acto seguido mi querido gorrión se empieza a reír cual caricatura escolar japonesa. El joven se va. No pasó a mayores, pensamos.

Bueno, pues nuestro mesero original nos trae la comida y empezamos a tragar pero hasta sin masticar. Ah, qué sensuales nos vemos comiendo de esa manera.

Terminamos la comida, todo bien, todo bien. El mesero de pompis lindas se seguía dando sus rondas pero Dalbita ya no lo quería ver ni a los ojos ni a las nachas. Bueno a las nachas sí, pero a los ojos no. Pedimos la cuenta y se va nuestro mesero.

Pasan años y no viene la cuenta... pero viene el mesero de las pompas, el cual contesta al nombre de Víctor. Nos dice que si no queremos un martini, y ahí dije, ah, Dalba ya salió con ligue, haciendo un silogismo de esos que me enseñaron en cuarto de prepa en Lógica, si Dalba sale ligando del restaurante, nos toca descuento en la comida. A huevo. Decimos que no al martini, pero nos trae un licor de ciruela que según él no era caro y pus dijimos bueno, uno entre las dos. Compartidas hasta el final. Pero la cuenta seguía sin aparecer.

Nos trae el licorcito y pus olía sabroso y la neta sí estaba bueno. Le pedimos uuuuna vez más la cuenta. Sí como no pero espérense, es que les falta el café y así. Obviamente no queríamos café, para esto ya eran como las diez una cosa así, habíamos llegado a las ocho y media al lugar. Se vuelve a ir Víctor.

Pasa media hora y la pinche cuenta sigue sin aparecerse por nuestros haberes. A esta hora a Dalbita ya le habían marcado dos veces de su casa para ver a qué pinche hora pensaba llegar. Nosotras confiadas decíamos diez minutos, diez minutos. Sí como no. Regresa Víctor y sigue medio platicando. Ya no se aparece ni un sólo mesero por nuestra mesa más que él. Y si de casualidad alguno pasa, parece que está jugando a las traes y nomás tocan nuestra mesa y salen corriendo. Víctor ya nos queremos ir, danos nuestra cuenta. Sí sí espérense tantito, a ver platíquenme qué hacen y por qué no vamos a la Condesa saliendo de aquí. En ese momento Dalba puso cara de no mames y dijo a ver guey yo trabajo, y yo respondí bueno tú nos das nuestra cuenta y el viernes vienes al Bull con nosotras. Supuse que con eso ya nos daría la cuenta. Pide nuestros teléfonos y Dalba apunta, nótese, primero el mío. Recordemos queridos lectores QUE EL LIGUE ERA DE ELLA, NO MÍO. Además siempre las cosas se anotan por orden alfabético, de cuándo acá la N va antes que la C. Ah, bueno. Apunta de todos modos y los deja en la mesa... y el guey no los agarra.

Pasa un mesero y lo agarramos y le pedimos la cuenta. Sí como no, ahorita se las traigo. Pensamos que ya lo habíamos logrado... y de repente vemos que se va con Víctor y le dice algo, se da la vuelta y no nos trae ni madres. Ese guey dio la orden de que nadie nos diera nuestra cuenta ni nos atendiera. Pendejo por lo menos no es, porque nos tuvo dos pinches horas sentadas con la mesa vacía esperando un pinche papelito con una suma.

En esas dos horas la mesa de al lado vimos como llegaba, se sentaba, platicaba, pedía sopa, pedía ensalada, pedía plato fuerte, pedía sushi, pedía postre, pedía café, pedía la cuenta. Nos enteramos de toda su vida y nosotras nomás como el chinito, nomás milando nomás milando, esperando la pinche cuenta. Esa mesa estaba ocupada por dos gueyes, que muy divertidos se percataron de la situación y estaban disfrutando nuestras caras de frustración a todo lo que daba. A mi ya me habían dado ganas de darles un zapotazo a cada uno para que se les quitara lo metiche.

Y sigue pasando el tiempo... y a Víctor se le ocurre traernos a Zizu Yantra que porque según él, era gangoso, y Dalba que le quita lo pendejo a los niños pus se le hizo simpático ver si le quitaba lo guey a Zizu. Dalbita ya tenía cara de desesperación y nomás volvió a decir que nos diera la mentada cuenta.

De repente como que el licor de ciruela se hizo de ciruela pasa y a nuestra querida gorriona le empezó a hacer guru guru la panza y me miró con los ojos desorbitados y preguntando en dónde estaba el baño. La dirigí hacia él y salió corriendo. Pobrecita, Moctezuma se vengó.

Finalmente y como por magia nos trae la cuenta Víctor (esto después de preguntar edades, nombres, trabajos, vivienda, y todo esto me lo tuvo que traducir Dalba, porque el guey además de zipizapo hablaba tan bajito que yo no le oía ni madres, es más, preguntó mi edad y yo le dije que llegaba a las diez y media para empezar a hacer cola en el Bull, así de pinche sorda estoy), y dejamos nuestros últimos rastros de dinero. No descuento, no invitación, no nada. Se lleva la cuenta, y de plano le digo a Dalba, sabes qué, deja diez pesos más y el cambio más eso es su propina, que si esperamos (que era lo que quería este guey, cerrar el local y nosotras estando adentro) no nos lo va a traer jamás. Dalba ni tarda ni perezosa sacó una monedita de diez pesos y la colocó en la mesa. Nos paramos y viene corriendo el guey y pregunta, ya se van? No guey es que se me durmieron las nalgas y me las estoy ventilando, pus sí, ya me voy. Yo ya me había hasta pegado al vinil de los asientos y me estaba cocinando porque ni el aire ya tenían prendido.

Vamos a la salida y los de la mesa de al lado salen atrás de nosotros, Víctor se despide de beso y llega corriendo el Zizu gritando "YO TAMBIÉN QUIERO BESOOOO!!!!!". Chale carnal, si no es feria. Pablo (el mesero original) ya se había puesto también en la cola pero pus ese nomás se llevó las gracias por abandonarnos a nuestra suerte.

Así que ya veremos si sabemos de nuevo de nuestro amigo Víctor o no.

Dalba por lo menos ya me dijo que no vuelve a ir al Moshi Moshi. Por lo menos no conmigo. Como si fuera mi culpa que huela a feromonas ella.

Por el momento las lecciones de vida que nos deja esta cena son:

1. Ligarse al mesero no sirve de nada. Tiene que ser del gerente para arriba para que te den descuento o de plano te inviten tu cuenta.

2. El licor de ciruela es bueno para la digestión.

P.D.: update del bodypainting... mis calcetines siguen negros de pintura. Ni con Oxyclean se les quitó.

5 comments:

Chuck! said...

de lo que se va a perder Dalba... tan rico que se come en ese lugar! pero bueno, hay que ver el lado positivo, se pueden dar a conocer también en el de la Roma, Ave la Paz y Polanco jajaja

x_centrik said...

Sueeeeña ke una REINA como yo ande con un meserucho. Ubícate que mis gracias sólo se reservan para Slim o de perdis para algun Camil.

x_centrik said...

...el león cree que todos son de su condición

Anonymous said...

Día ajetreado, e mujer?? jejejejejep...

Oye... pero eso que comentas de tu salón de estudios... más bien me vino a la mente una rosticeria, esa donde los pollos dan vueltas y vueltas... :-p sin ofender, jejejep....

Y pue vaya que los meseros saben divertirse... sólo que como lección de vida: si van dos mujeres, guapas y sin compañía (digase otro hombre a su lado) en un restaurante de casi, al parecer por sus post, no más no las van a dejar de chulear y demás... aaa y eso si... esa es la fórmula perfecta para un buen desmadre seguro ;-) jejejejejep... La neta que bueno que se la pasan tan chido, tú y Dalba :-D

Anonymous said...

habia una vez un bampirito que le dijo a otro en una escaces de sangre oye vampi donde encontraste sangre y entonces muy relajado lo toma del cueyo y le dice ves aquel poste que esta aya si si le contesta muy entusiamado el amigo a pos yo no lo vi