Saturday, February 20, 2010

Ya Vamos a La Mitad

De la dieta... y yo me quiero dar un tiro.

Ya bajé tres kilos pero nomás de puro babear de que muero por mi café de la mañana, por comer un pan con quesito, por tomar una copita de vino, o por echarme unas papitas con salsa. Ya llegué a la conclusión de que no fui al otorrino, fui a un nutriólogo o algo así, porque estas dietas tan salvajes sólo las pone uno de esos.

Y claro, sigo con treinta medicinas.

Y qué creen?

Que sigo igual. No se me ha quitado ningún síntoma. Eso sí, con más hambre.

VOSHUE A LOS DOCTORES!

Thursday, February 4, 2010

Que Tengo Qué?!



Y pus nada, toy jodida.

Desde que regresé de la blanca Mérida me enfermé, y pus yo dije, meh, cualquier gripa, al rato se me quita. Y con eso solita me eché la sal porque al mes esa pinche gripa ya mis papás pensaban que me había dado la "influencia AHXG374987589TROIUDHI" o una que les da a las ardillas voladoras. YO me resistí como gato patas parriba a ir al médico, pero pus ya, me hicieron ir de a huevo al otorrino.

Y ahí voy.

Ya saben, entrar al ABC a buscar estacionamiento, pero eso no es todo, esperarte porque parece ser que para las señoras con Mamavan no les es suficiente estorbar en:

- Escuelas
- Supermercados
- Centros comerciales
- Hacer doble y hasta triple fila

No señores! Ahora ya también los hospitales son su territorio pa estorbar. A huevo. Pinches camionetas pa llevar a un niño a clase de piano, parada a la mitad del paso. Por qué no. A veces pienso que debería de haber un estudio genético para determinar el gen dominante del ser un pinche estorbo y ver cómo carajos erradicarlo.

Pues ya, después de estacionarnos, a buscar el consultorio y pasar a esperar. Claro que los doctores como son de puntalazos te citan a las 12 y si bien te va entras media hora después. Si bien te va. Me ha tocado esperar hasta siete benditas horas al doctor. Yo no sé si nunca se han puesto a pensar que sus salas de espera son como cajitas de Petri con toda la gente chinguiñosa y enferma esperando hoooooras ahí. Deberían regalar un Oust en la consulta de perdida, digo, con lo que cobran, pus mínimo.

Finalmente paso. Entro a una oficinita y por un momento pensé que me había equivocado y me había metido a la de un pediatra. Digo, yo peco de tener gogoles de peluches en mi cuarto, no lo niego, pero un otorrino con la cantidad de peluches semejante a la mía en una oficina de dos por dos, como que no me cuadra el asunto. Qué no el polvo y los ácaros hacen daño? La oficina de este brother escupía peluchitos de Disney, en especial Mickeys. Y con lo mal que me cae Mickey. Si hubieran sido patos Donalds bueno. Su escritorio, igual. Lleno de pendejaditas de Disney y plantas y chunche y media. Una pared retacada de fotos, con las cuales me di cuenta que el señorcito le iba a las Chivas. Bueh.

Finalmente me atiende y me empieza a tomar mis datos. Empiezo a decírselos cuando me frena con un grito de "QUÉ ES ESO QUE TRAES EN LA MUÑECA?" cabrón, no mames, son pulseras qué nunca has visto unas o qué? Sí pero qué dicen? Pus Pumas y Boca. Ah, es que si eras del América te ibas sin consulta.

Chido. Lo peor es que le creo que me hubiera corrido del consultorio.

OK, seguimos. Me pasa a donde tienen la camita esa donde te recuestan y tienen las camaritas y todos sus chunches médicos. Me sienta y me mete la cámara en la oreja y me enseña. No mamar, soy un chango hecho y derecho, por gente como yo Neoskin quebró. Claro que esos pelitos de mis orejas sí los defiendo porque son útiles. Y sólo me dejó ver cómo era mi oído porque después me volteó y sólo puedo imaginarme lo demás.

Me metió la camarita a la nariz primero por la fosa derecha. Madre mía, juro que sentía cómo mi globo ocular se movía por cuenta propia, haciendo bizco o como que queriendo salírseme de la cuenca. Hasta me lloró. Yo sólo vi en ese momento que mi acompañante vio lo que estaba pasando en la cámara y empezó a guasquearse. Yo pensé pa mis adentros tan pinche se verá? Y pasamos a la otra fosa y mi ojo hizo el mismo retortijón. Cómo pica esa pinche camarita!

Después me dice saca la lengua, y no había terminado de sacarla y ya me la había pescado con una vendita y me la jaló para abajo y para jueras. Miren que mi lengua es larga como la de una jirafa. Pues ahora va la camarita pa mi cogotito. Ora la que se estaba guasqueando era yo pero de tener la pinche cámara hasta la boca del estómago. Bueno, mi acompañante seguía sin poderse aguantar tampoco.

Finalmente termina y me dice: "tienes tres cosas y ninguna te va a gustar". Pus no pendejo, no me gusta estar enferma, y menos si me dices que de tres cosas.

En este orden:

1. Alergia severa (seguramente los peluches en mi cuarto y su oficina no ayudan)
2. Laringitis
3. Acidez tremenda

La alergia y la laringitis me valen madres, pero la acidez sí pensé ya me amolé y me va a poner a dieta. Y a huevo, me puso a dieta blanda SEIS SEMANAS. Resulta que me dio laringitis y la alergia y la acidez no dejan que se me cure, así que es un circulito vicioso del mal. Yo para estas alturas que ya me había anunciado la dieta ya no escuchaba más. Finalmente mis 26 años de tomar litros de alcohol, café, té y salsa me alcanzaron. Y seis semanas sin ellos me quiero volver chango.

Claro que no podía faltar la farmacia entera de medicamentos que me mandó: dos pa la alergia, tres pa la laringitis y dos pa la acidez. Y pa curar la acidez me mandó a dormir sentada, a no brincarme alimentos, a no cenar en mi cama, me quitó café, té negro, té verde, alcohol, picante, chocolate, grasas, fritos, lácteos, piña, limón, toronja, naranja, mandarina, jitomate y aguacate entres otras cosas. Y justo ese pinche día me había comprado yo el aguacate más hermoso que he visto pa chingarme de cena unos taquitos de aguacate con salsita verde. Me lleva la chingada. Le acabé regalando mi aguacatito precioso a mi Dalbita.

Y después claro, la cuenta. No mamen, cómo no quiere que me dé acidez, entre medicinas y doctor 3000 mangos. Por eso no voy al doctor!

Y bueno, llevo una semana con la pinchurrienta dieta y las medicinas y durmiendo sentada y nada, sigo igual. O peor. Gracias a mi falta de café mi tolerancia se ha reducido a un mínimo y mi cansancio se ha vuelto máximo. Ni durmiendo 18 horas seguidas agarro vuelo.

Moraleja: PINCHES DOCTORES.