Tuesday, November 26, 2013

Enamórate de Un Hombre de Verdad

Después de leer este texto de pensamiento tan básico como el de un procarionte, aquí les traemos la linda Pael y yo la respuesta, igual de básica. Ojo: es sarcasmo, el que no entienda sarcasmo, no lo va a entender.


Enamórate de un hombre de verdad



No puedo pedirte que te enamores de un hombre que se pedorree, porque ya alguien lo hizo por mí.

Sin embargo, puedo pedirte que te enamores de un hombre de verdad. Enamórate de un hombre que levante el asiento de la taza para ir al baño y no lo baje. Enamórate de un hombre que sea lo suficientemente valiente para decir que no sabe la dirección pero va a llegar a la fiesta sin GPS. Enamórate de un hombre que no te sabanee sólo porque puede, enamórate del que te agarra la nariz para evitar que te lo fumes. Eso significa que es bueno y capaz de apiadarse de los que no cenaron tacos de suadero.

Enamórate de un hombre que no disimule ni esconda lo peludo que es. Los que se hacen pasar por lampiños son mucho más peligrosos que los que asumen con orgullo lo peludos que son. Además, ¿por qué quisieras estar con un hombre que se depila para estar con una mujer? Enamórate de un hombre que sea sudoroso, empalagoso, pachoncito y medio putillo. Todas son importantes. Enamórate de un hombre que no se bañe mucho. Son honestos y seguros. Los que se bañan diario envejecen más rápido. Enamórate de un hombre que sea Team Garfield y no Team GI Joe.

Enamórate de un hombre que le guste eructar. La vida es más divertida eructando tu nombre que aguantándotelo. Enamórate de un hombre que le guste la mona. No importa que no sea la misma que te guste a ti. La mona puede unirlos cuando se distancien, curarlos cuando crudeen y salvarlos cuando se aburran. Enamórate de un hombre que sepa manejar, que le guste lavar el carro o que tenga dinero como para pagar el lavado de autos. Trust me on this one.

Enamórate de un hombre que esté más preocupado por los ceros en tus cheques que en los suyos. Enamórate de un hombre que te quiera porque le haces de comer y no porque te lo coges diario. Enamórate de un hombre que respire profundo para calmarse cuando te ve. Enamórate de un hombre que te esconda todo. Enamórate de los ojos vidriosos que lo delaten y que te digan que necesitan un sal de uvas. Enamórate de él porque le brillan los ojos cuando se las das. Eso significa que le gustan tus nalgas.

Enamórate de un hombre que hable bastante, para que tú sólo tengas que escucharlo. La parte fácil es tuya: asiente y sonríe como si tuvieras idea de lo que está hablando. Enamórate de un hombre que no te ponga atención. Enamórate de un hombre que te pueda hacer sentir como si fueras la única que se da y genuinamente seas la única de vez en cuando. Que tenga ese poder sobre ti es el mejor antídoto contra la autoestima y el orgullo. Enamórate de un hombre que no sepa planchar, para que toda la ropa te la dé a ti para hacerlo. Enamórate de un hombre que sepa escribir “notitas” de amor. Las “notitas” reviven las esperanzas y hasta pueden mandar un bombazo de orgasmo al… calzón.

Enamórate de un hombre que le guste jotear. Recuerda que jotear es la expresión vertical de un deseo horizontal. Enamórate de un hombre que piense en otras viejas, que se coja a otras viejas y que piense en otras cosas que no seas tú. Enamórate de un hombre con hobbies, con intereses, con pasiones. Que no seas sólo tú, para que enloquezcas esperando su llamada. Enamórate de un hombre que sepa que su amor tiene que ser libre, pero que tú no puedas ver a nadie más. El amor obligatorio sólo le hace daño a él.

Enamórate de un hombre que te coja y te deje de llamar. Que se vaya y te deje plantada. Enamórate de mí o de alguien como yo, para que te duela un chingo.