Bueno ni tanto...
Hoy mi querida Rubria decidió que iba a ser un pinche de cocina para hacer un pastel, así que ahí voy de linda a ofrecer mis tan solicitados servicios de repostera.
Ora, nótese que a mí se me quema el agua... ya no digan a Rubria... pero bueno...
Total que llegamos a su casa y saca su cajita maravillosa de pastel de vainilla Betty Crocker. Yo pensé, bueno, si los de Top Chef decidieron usar Betty Crocker para hacer el pastel de una boda, no puede ser tan malo esto.
Yo el único pastel que había hecho en mi vida fue uno que me enseñó a hacer mi mamá hace sopotocientos años con harina de hot cakes y ralladura de limón. Pero bueno, una cajita con instrucciones debe ser más fácil que eso.
Pus ahí medio leyendo las instrucciones decía: 2/3 de taza de agua (guácala pensé, mejor le echo lechita), una barra de mantequilla (no hay, pus ahí al tanteo le echamos de la No Puedo Creer Que No Sea Mantequilla), y tres huevotes (pus como el hermano de Rubria se había ido, Átomo estaba en Cuernavaca y Maikol seguramente estaba dormido por andar en el Bull pus le eché tres huevitos de gallina normalitos).
Rubria me abandonó para ir a precalentar el horno (sí, efectivamente, cocinamos el pastel en otra casa porque el de su cocina no servía) yo me puse a mezclar todas las porquerías del pastel. Cuando regresa yo muy modosita le pregunto por la batidora, a lo cual contesta muy quitadota de la pena, "aaaahhhh ps es que aquí en mi casa no hay batidoraaa, pero mira que te conseguí, una palita de madera pa que hagas brazo". Me cago en San Pedro.
Pus ni modo, ahí me puse a batir con la pinche palita que parecía palito de paleta helada de carrito de parque para emulsionar aquello.
Obviamente lo único que estaba logrando era tronar las yemitas de los huevos, porque los grumitos no se deshacían pero ni pegándoles. Le dije a Rubria que no mamara, que de menos me consiguiera algo que sí batiera, y va con su mamá a preguntarle y oh, las mamás cómo son sabias... le contesta que por qué no usábamos la batidora. En ese momento yo le hubiera pegado a mi querida amiga si no hubiera sido porque tenía los putos brazos dormidos de estar batiendo la madre esa.
Va Rubria por la batidora y era como turbina de avión de los años sesentas el armatoste ese. Le tenía que girar la parte de atrás enterita para que prendiera, pero bueno, empezó a batir.
Rubria empezó a enharinar y engrasar el moldecito que íbamos a usar mientras yo seguía batiendo feliz la cosa esa, sin fijarme. Pa cuando me dijo ya está el molde y yo apagué la batidora, la madre esa ya estaba a punto de turrón, ni siquiera bajaba la mezcla al molde, pero bueno, teníamos nuestro palito de paleta helada para bajarlo al molde.
Después de rascarle un chingo pa llenar el molde, lo metimos al horno y le contamos media horita. En lo que comimos y eso pasó la media hora y fuimos a checar el pastel.
Cuando abrimos el horno descubrimos que nuestro pastelito tenía un huecote en el centro. En la cajita de Betty Crocker no decía nada sobre ser un pastel desfondado. Me pregunto si la señora Crocker alguna vez tuvo problemas de este tipo. Rubria le metió un cuchillo al pastel y efectivamente ya estaba cocinado, pero se hizo rosca en vez de pastel.
Lo llevamos a la cocina pa voltearlo y... pus no estaba tan desfondado... nomás estaba bien chamuscadito. Pero bueno, para eso sirve el betún, pa taparle. Total que lo chamuscado no se ve, pero el cráter del otro lado sí.
Le empezamos a embarrar el betún y no se veía tan mal el pastelito. Para esto Rubria compró una de esas duyas para ponerle chingaderitas al pastel. Claro está, sin leer instrucciones, lo metió al refri mientras cocinábamos, luego abrió el tubito y no salía ni madres, así que por qué no, lo metió cinco segunditos al micro y oh sorpresa... cuando volvimos a abrir el tubo la madre esa estalló. No tanto pero sí voló una masa de cosa amarilla por los cielos.
A estas alturas de plano le pregunté a Rubria que por qué no le hablábamos a Doña Crocker, o por lo menos nos metíamos a su página a ver qué pedo con sus decoraciones. Entonces le digo, oye, y si le quitas la etiquetota de ingredientes al tubo y vemos las instrucciones en inglés? Se la arranca y tal cual... en letras enormes... DO NOT REFRIGERATE. Maldita sea, y esta vieja lo metió al refri como una hora. Siguiente instrucción: corte la tapa del tubo. Bueno, no está tan mal, y le mochamos al tubo. Tercera instrucción: use una punta para duya Betty Crocker. Caray, pus si no venden las puntas para duya junto a los tubitos jamás en la vida se me hubiera ocurrido comprar una. Obviamente, no teníamos de esas puntitas porque fuimos al súper y no a la Comer. Bueno, de hecho sí fuimos a la Comer pero ni ahí conocen las puntas para duya aparentemente. Esta la Doña Crocker es más sofisticada de lo que pensé.
Ay pus chiiiinnnn... empezamos a hacerle puntitos al pastel porque escribir con esa mugre iba a estar en chino.
Al final no quedó tan triste el pastel... nomás hay que ver a qué sabe... mañana que Rubria se lo dé de comer a su familia ya me hablará para contarme de la indigestión que les dio.
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1 comment:
Keremos pastel, pastel pastel,
keremos pastel, pastel pastel,
keremos pasteeeeeel
más pasteeeeeel
un pedazo de pastel!
Tan tan
Bueno, ya de perdis foto del pastel...
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